Lo que está pasando en Egipto y en otros países árabes es difícil de describir con palabras. Porque ¿de verdad quieren esos pueblos unas democracias al uso occidental, o somos nosotros los que las queremos para ellos?
Quiero decir que yo, personalmente, sueño con que esos pueblos vivan en democracia, pero las noticias que nos llegan son contradictorias: por un lado, los manifestantes piden democracia, pero por otro están los grupos islamistas que hábilmente ayudan a los más necesitados y logran ponerlos de su lado en pos de un régimen en el que prime la religión. Una religión que muchas veces elude no solo la democracia sino las libertades y los derechos humanos que van asociados a ella, al menos en la concepción occidental del término.
Y aquí aparecen los que empiezan a levantar la voz contra Occidente, especialmente contra Estados Unidos, lo que, por otro lado, guarda cierta lógica porque nuestros gobiernos han tratado a sus dictadores como fieles aliados. Todo por nuestra seguridad. Pero ¿qué credibilidad tenemos ahora ante ellos?
A la espera de lo que pase en los próximos días, deseando que Mubarak deje el poder y que Egipto pueda elegir a un gobierno libremente, y Túnez, y Yemen... me quedo con esta foto que responde, y espero que así siga siendo, a la orden del rais egipcio de que el ejército dispare con fuego real a los manifestantes.
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