jueves, 19 de mayo de 2011

A quién beneficia la indignación



No deja de ser curioso que el movimiento de indignados haya explotado en la cara de los políticos en plena campaña electoral. ¿Quién está detrás?, se preguntan todos. Nadie, se apresuran a responder ellos.

Esperanza Aguirre se queja de que protesten en la puerta de su gobierno regional y no en La Moncloa, donde ella piensa, echando balones fuera, que van dirigidas las protestas. Aguirre aprovecha para responsabilizar a Zapatero de la crisis, del paro, de la falta de expectativas de los jóvenes, pero omite los síntomas de corrupción en el seno de su partido y la obviedad de que, si bien el gobierno actual mantuvo la ley del suelo que acabó haciendo estallar la burbuja inmobiliaria española, esta la aprobó su admirado José María Aznar.

Por su parte, el PSOE, al que la maniobra juvenil ha cogido a contrapié, trata de mostrar con ellos una comprensión paternal que, si no tiene cuidado, puede empeorar aún más las cosas. Porque los jóvenes y no tan jóvenes que se están concentrando en las plazas principales de muchas ciudades españolas no están esperando que papá les levante el castigo, que asuma que ha sido muy duro y les dé una palmadita en la espalda antes de darles la paga. Quieren una reforma del sistema que, si Zapatero hubiera cumplido lo que prometió al respecto para su primera legislatura, hoy sería realidad, al menos en parte.

Por su parte, Izquierda Unida se ve reflejada en estas protestas, encuentra en ellas la alusión a ese sistema electoral injusto que hace que la tercera fuerza por votos en el país quede relegada en el Parlamento y premie a los nacionalismos. Y reconoce en el discurso de los indignados su teoría sobre un ejecutivo que gobierna al dictado de los mercados financieros y contra los intereses del pueblo.

La prensa de la derecha, que hasta ahora se reivindicaba como única indignada y con derecho a indignarse mientras los españoles cometieran el error de no votar a quienes ellos dicen que hay que votar, ahora está más que indignada, echando espuma por la boca, porque quizá saben que el domingo los suyos triunfarán, pero la indignación no terminará el lunes, y el gobierno tiene un año para ponerla de su parte.

El PP se queja amargamente de estas protestas y aprovecha para recordar la manifestación durante la jornada de reflexión que precedió a la primera victoria de Zapatero en 2004. Se queja porque no tiene más remedio, porque los que protestan son de izquierdas, pero para sus adentros se relame, sabedor de que los indignados no harán mella en su electorado y sí en el de su principal rival.

El PSOE asiste con incertidumbre a unas protestas del que podría ser su electorado natural, de hecho son los votantes a los que aspira cautivar. El partido gobernante, al que las encuestas de cara a las elecciones autonómicas y municipales del domingo auguran una derrota casi podríamos decir que humillante, se encuentra ahora, además, con un enorme grupo de potenciales votantes que no solo no escogerán sus papeletas, sino que están disuadiendo de hacerlo a muchos otros españoles.

Los partidos minoritarios, empezando por IU y seguidos del UPyD de Rosa Díez y nacionalistas como ERC, ven en estas protestas la posibilidad de arañar votos al PSOE, el gran perjudicado de la situación. Y es posible que lo consigan, pero lo cierto de todo esto es que, en mi opinión, la mayoría de los indignados se indignarán consigo mismos cuando descubran, el próximo domingo, que han aupado al PP a una victoria sin precedentes y que lo dejará gobernando con una oposición meramente testimonial en un gran número de comunidades autónomas y ayuntamientos.

3 comentarios:

Peregrinus dijo...

Y mientras tanto Apple no para de vender Ipads... se agotan en todas las tiendas...

Mariapepp dijo...

y, ¿habéis hecho alguna otra estantería?

Cristina Crisol dijo...

De acuerdo en todo, y los del Whasington Post sin enterarse de qué va el #15m.

http://kiosko.net/us/2011-05-19/np/washington_post.html


Es el comienzo de algo grande. Me encanta.