lunes, 29 de noviembre de 2010

Ortografía recomendada


Me quedé con ganas de escribir sobre la nueva ortografía que iba a publicar la Real Academia Española, y hoy me desayuno con la noticia de que todo lo dicho hasta ahora se quedará en una serie de recomendaciones.

Me alegra saberlo, porque algunas de las propuestas me parecieron demasiado osadas. Si bien la práctica ha demostrado que la acentuación de los demostrativos confunde a tanta gente que, al final, acentúan cuando no deben y omiten la tilde cuando deberían ponerla (lo he comprobado como editor durante más de quince años), quitársela a sólo me parece una salida torpe y sin fundamento, y además puede conducir a equívocos, por más que la Academia quiera resolverlos con el contexto.

La integración de la academia española y las iberoamericanas fue en su momento una gran noticia que ha beneficiado sin duda al español como lengua por cuanto evitará que se centrifugue en dialectos cada vez más diferenciados. Por el contrario, ahora el diccionario de la Academia recoge los términos de todas las naciones que hablan nuestro idioma y las diversas acepciones que pueden tener según el lugar donde lo practiquemos.

Pero aunar no obliga a unificar normativamente, y si bien entiendo, acepto y me encanta que haya grupos que llamen ye a la i griega o be baja a la uve, no entiendo por qué habría yo de dejar de denominarlas como siempre he hecho.

Diversidad es riqueza.

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