jueves, 21 de marzo de 2013

Qué mal hablamos

Estamos tan acostumbrados a hablar mal, que cuando tratas de corregir a alguien por un mal uso de una forma verbal, o de una preposición, puede que incluso te responda explicándote que no te has enterado, que las normas han cambiado y ahora es correcto hablar así.

Aunque lo parezca por lo que acabo de escribir, no soy de los que van corrigiendo a la gente cuando habla, pero sí me preocupa que los malos usos pasen al lenguaje escrito y a la televisión, que son los que los fijan en el imaginario popular.

Podemos hablar aquí del dequeísmo y del fenómeno opuesto, el de los que piensan que "de que" nunca puede ir seguido en ese orden y lo evitan hasta la ridiculez, como en el título de la película Antes que anochezca (sic).

Otro uso incorrecto que veo con mucha frecuencia es el de la conjunción disyuntiva "o" en lugar de la copulativa "y", porque si digo, citando una noticia de El País del 16 de enero de 2012, "los etarras tenían material para hacer explosivos o falsificar DNI", estoy indicando que tenían material sólo para uno de esos dos usos, vaya usted a saber cuál.

No veo tan grave que estos errores se cometan en el lenguaje coloquial como que los repitan sin cesar los periodistas en noticiarios de televisión y radio y en periódicos. El periodista debería ser, por su influencia, un guardián de la lengua, pero se está convirtiendo en un mero usuario que elude su responsabilidad en este sentido.

Y aunque me tenga que fijar también en esos programas en los que participan personajes a los que no me gusta llamar periodistas, tampoco les falta responsabilidad al haber contribuido a popularizar expresiones tan bastas como "lo siguiente" cuando nos referimos de forma superlativa a algo más grave o mayor que lo que acabamos de describir.

Por cierto, bienal es cada dos años y bianual es dos veces al año; bimestral es cada dos meses, y no dos veces al mes, para lo que tenemos bimensual o, mucho más común, quincenal.

Para ilustrar este post, os dejo una foto que hice en la calle, en la puerta de un restaurante en el que da la impresión de que el cocinero no le pone mucho cariño a la lasaña.

Ahora, si queréis, llamadme pedante, pero sólo intento que seamos un poco más cuidadosos con nuestro idioma. Y por eso os recomiendo, cuando tengáis dudas, el diccionario de la Real Academia, donde incluso podéis conjugar los verbos completos, y la web de la Fundación del Español Urgente. Para mí son dos imprescindibles.

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