domingo, 6 de diciembre de 2009

Futuro prometedor, espero


Parece que mi elogio a la elección de presidente y alta representante exterior en la Unión Europea fue de los pocos en un primer momento. Puedo compartir ciertos comentarios sobre el perfil bajo de ambos personajes, pero creo que hay que darles una oportunidad.

Especialmente, la elección de la británica Catherine Ashton ha despertado las críticas de quienes le achacan, entre otras supuestas carencias, no haberse enfrentado nunca como candidata a unas elecciones y haber conseguido su título nobiliario por el único mérito de haber presidido la cámara de los lores.

Creo que haber implicado a los británicos en el nuevo organigrama servirá para mantenerlos cerca de las estructuras comunitarias en un momento en el que lo que nos estamos jugando es mantener una influencia útil en la política internacional.

La falta de coordinación y los propios intereses nacionales han desdibujado a una Unión Europea que tiene mucho que decir en un momento muy delicado ante retos como la crisis económica y financiera, el cambio climático y el propio futuro de la humanidad ante los retos megalomaniacos de personajes como el iraní Mahmud Ahmadineyad.

Espero que Van Rompuy y Ashton respondan al reto y sepan colocar a Europa en el lugar que le corresponde para impedir que nuestro futuro sea decidido por los únicos intereses de Estados Unidos y China. Y antes tendrán que aunar posiciones de los Veintisiete sorteando los intereses particulares de vecinos que, como Rusia, utilizan el "divide y vencerás", a cuenta de sus recursos energéticos, para mantener, de alguna forma, su influencia sobre la antigua esfera soviética.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Felicidades, UE

Parece mentira. Me voy a Nueva York en unas horas y no contaba con que saldría de Madrid conociendo los nombres del primer presidente de la Unión Europea y de la sustituta de Javier Solana al frente de la política exterior.

Y para mi sorpresa, a primera vista, parece que nuestros líderes han elegido más o menos bien. Desde luego, les ha salido la carambola: el presidente ha reunido el consenso de todos, lo que no es poco cuando sabíamos que cualquier otro candidato oficial (léase Tony Blair) tenía más detractores que amigos; y lo que más me sorprende de todo, para la política exterior han elegido a una mujer, británica y del grupo socialista.

Así que era posible que tuviéramos, por fin, a una mujer en un cargo relevante de la UE, a pesar de que nuestros líderes no parecían muy por la labor, a juzgar por las candidaturas que habíamos conocido en los días previos. Y era posible elegir a un británico, para mantener al Reino Unido cerca del corazón de la UE ahora que se ve venir un cambio de Gobierno que llevará a los euroescépticos conservadores a poner cuantas zancadillas estén en su mano contra la construcción europea. Y para colmo, el grupo socialista ha logrado que el segundo puesto más importante de la UE (la nueva representante de Exteriores será, además, vicepresidenta) sea para una laborista.

Confieso que estaba dispuesto a despotricar, por primera vez, contra la UE, yo que soy europeísta a ultranza, porque no confiaba en lo que iban a hacer nuestros mandatarios. Quería que hubiera una mujer, aunque ni siquiera Timothy Garton Ash, a quien leo cuando puedo, apostaba por ello.

Ahora queda pasar a la acción, que el belga Herman Van Rompuy y la británica Catherine Ashton demuestren que son algo más que dos nombres que han logrado el consenso de los 27 porque, al menos, no suscitaban el rechazo de nadie.

lunes, 16 de noviembre de 2009

¿A qué viene esa peluca?


Se acerca la Navidad, cada año llega antes. En Madrid, el 1 de noviembre marca prácticamente el inicio de las fiestas, especialmente por la presencia masiva de visitantes en las calles del centro.

Este año la iluminación navideña de la capital se empezó a instalar a finales de octubre, dicen algunos que para incentivar el consumo y corregir la tendencia deflacionista. El encendido aún tardará un par de semanas, se anuncia para el 29 de noviembre.

Las obras del centro de la ciudad empiezan a dejar ver el resultado final y el público ocupa los nuevos espacios peatonales antes incluso de que se retiren las vallas; para eludirlas, ya están los avispados que prefieren cortar camino en lugar de procesionar lentamente por los saturados y estrechos pasos perimetrales de la plaza del Callao. Apenas termine el losado de esta plaza, veremos lo que el ayuntamiento sueña como un Times Square madrileño: abeto gigante, estrella de cristal de grandes dimensiones en la punta y pista de patinaje a sus pies, por gentileza de El Corte Inglés.

Mientras, en Sol, un enorme cono a modo de árbol navideño ocupa ya gran parte del espacio que los peatones creían suyo. Y no tardaremos, me temo, en ver de nuevo esas pelucas que a los hombres les ha dado por lucir en los últimos años durante estas fechas.

Santiago Carrillo ha recuperado la que llevaba puesta cuando entró clandestinamente en España en 1976 –la que le entregó Jaime Mayor Oreja en 1996 era falsa, aunque entonces no lo supieron–. Pero esos rizos castaños ya no se llevan, a juzgar por los charoles azules y plateados que no pocos viandantes prefieren lucir, confundidos quizá con el Carnaval.

Yo, la verdad, no me explico algunas "tradiciones" espontáneas, que parecen surgir como setas. Este año, el mercado navideño de la plaza Mayor no tendrá las habituales casetas rojas, sino el aspecto de un pueblo de montaña suizo. No creo que en las alturas helvéticas abunden los hombres con pelucas brillantes, pero seguro que en Madrid, una vez más, serán un éxito de ventas.

jueves, 24 de septiembre de 2009

El encanto de la Caleta


Hemos visto salir de sus aguas a una imponente Halle Berry y desembarcar a las tropas españolas en la película del capitán Alatriste. La playa de la Caleta, la única del casco antiguo de Cádiz, tiene un encanto especial, protegida por el castillo de San Sebastián y el baluarte de la Candelaria y sembrada de pequeñas barquitas de pescadores. Y sembrada también de gracia gaditana, que con el final del verano sufrió una curiosa baja, la de Juan "el Ardentía", que, según ya me había contado Gema, era el socorrista de la playa y hacía las veces de voz del megáfono para avisos varios.

El problema de tan singular personaje consistió en darle a su trabajo la gracia y la naturalidad que tan común es en el barrio de la Viña, cuna del Carnaval gaditano y cuyos vecinos copan prácticamente esta pequeña playa. Según me decía Gema, el Ardentía avisaba de que iba "a tomar un cafelito" y pedía, por favor, que nadie se ahogara en ese ratillo. Y despedía el día con lindezas como "nos vemos mañana, no se vayan a Punta Cana".

En el Diario de Cádiz, a finales de agosto, se informaba de que la empresa burgalesa encargada de los servicios de esta playa, alertada por miembros de Protección Civil que pensaban que esos mensajes podían llevar a confusión a los usuarios, había decidido apartar al socorrista del micrófono.

Acompañaba el Diario la noticia con otras frases del Ardentía, como "tengan cuidado en el baño porque viene una plaga de medusas con muy malas ideas", "quedan prohibidos los juegos de pelota, cómprense un parchís", y "traigan una rebequita mañana porque va a cambiar el viento". Otra despedida al final del día: "Son las nueve de la noche, finalizan los servicios de playa. Mañana os espero a todos y no faltéis porque me he quedado con vuestras caras".

lunes, 14 de septiembre de 2009

Nuevo concepto de información en la red


El próximo jueves, 17 de septiembre, se presenta en España un nuevo concepto de información por internet, Suite101. Esta web, fundada en 1996 en Vancouver (Canadá) y que ha alcanzado los 17 millones de lectores únicos al mes en el formato en inglés, inaugura ahora sus versiones en español y en francés, después de aventurarse en 2008 con el público alemán. Uno de los aspectos más curiosos de esta iniciativa es el criterio de selección de contenidos, y es que el grueso de la redacción se reparte entre colaboradores dispersos por todo el mundo, y ellos mismos son los encargados de seleccionar los temas sobre los que escriben. Por este motivo, sus responsables lo describen como "el gran punto de encuentro de todos los que hablan, escriben, sueñan o quieren conocer más en español". Un amplio equipo de redactores jefe especializados en sus respectivas áreas supervisan cada uno de los textos antes de su publicación, para garantizar la calidad de los contenidos. Pronto espero empezar a ver mis artículos publicados en la dirección www.suite101.net.

viernes, 3 de julio de 2009

Emprendedoras


Ya hace varios meses que estoy colaborando con la revista Yo Dona. Se trata de una sección muy agradecida, Info Emprendedora, que cuenta la historia de una empresa joven creada por una o varias mujeres. Mañana aparece una de mis colaboraciones, sobre Ensanchez, una tienda y marca de bolsos creada por dos hermanas. Y el próximo sábado, Dal Bat, una marca de ropa de una joven granadina.

No todo es moda, porque de hecho ya aparece mucho sobre el tema a lo largo de la revista, un suplemento que se entrega los sábados con el diario El Mundo. Anteriormente he escrito, por ejemplo, sobre las arquitectas de Habitar Arquitectura, que aparecen en la foto mientras eran fotografiadas por el fotógrafo, Aníbal, en la Posada del Dragón, que están restaurando en la Cava Baja de Madrid. También sobre las hermanas Alfonso, que dirigen el Instituto Tecnológico PET, en el que se fabrican los radiofármacos que se inyectan a los pacientes que se van a someter a un TAC.

En este blog suelo ir añadiendo, a la derecha, miniaturas de esas páginas publicadas con enlaces a sus webs, a medida que las voy escaneando. Pero para leer la sección hay que comprar el periódico el sábado, porque no la cuelgan en la web.

jueves, 28 de mayo de 2009

Al infierno los obispos

Lo poco que me quedaba por ver de los representantes de la iglesia católica en España lo ha publicado hoy el Abc en su suplemento Alfa & Omega, que edita el arzobispado de Madrid, según leo en elpais.com. Airados como están los obispos por haber sido excluidos de la vida política y por haber perdido la influencia de que gozaron en los años del franquismo, arremeten ahora contra la nueva ley del aborto, y lo hacen empleando argumentos de tertuliano chillón de programa banal de canal de televisión cutre.

En concreto, el redactor jefe de la publicación considera más grave el aborto que la violación, que, en una sociedad en la que, dice, el sexo se banaliza y se disocia de la procreación, podría considerarse un rato de diversión obligada. Con ésta y otras burradas que suelta este personaje, mi opinión hacia los máximos representantes de la iglesia católica en España no hace más que empeorar. Me pregunto si no se puede empapelar a este supuesto periodista por hacer apología de la violación.

Todo esto ocurre el mismo día que uno de los susodichos obispos, Antonio Cañizares, destacado en Roma como cardenal prefecto de la Congregación por el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, ha pedido perdón por los abusos cometidos contra menores en las escuelas católicas irlandesas entre los años cincuenta y ochenta pero, lejos de callarse, su boca, como si fuera la de un animal irracional, ha soltado que aquellos abusos son menos graves que los “millones de vidas destruidas por el aborto”.

Hay mucha gente, lo sé, que trabaja y cree en la iglesia católica, que hace buenas acciones y ayuda a los necesitados y tiene unas ideas que, como las el resto de los mortales, puede discutir, al menos aquellos que tienen la suerte de vivir en democracia; no es el caso de los obispos, cuyas almas parecen corrompidas y renegadas por la libertad de culto y de pensamiento.

No voy a dar aquí mi opinión sobre el aborto, no al menos hoy. Hoy sólo quiero que quede claro que en mi opinión, si hay un infierno, que se lleve, ya, a los obispos a penar.

martes, 19 de mayo de 2009

Spam telefónico


Cuando era un crío, el teléfono –el fijo, por supuesto; no había otro– era algo imprescindible en cualquier hogar, pero no por ello se abusaba de él. Su uso quedaba restringido a llamadas familiares y necesidades puntuales. Para las relaciones personales estaban la calle y, a distancia, las cartas, que tanta ilusión hacía encontrar en el buzón al llegar a casa al mediodía. Sí es verdad que, al llegar la adolescencia y los primeros tonteos con las chicas, la factura del teléfono subía. En mi casa no había restricciones como las que tenían algunos amigos y compañeros de colegio, a los que recriminaban incluso las llamadas entrantes, quién sabe si por creer que también había que pagarlas o, más bien, para evitar que se le cogiera cariño a un aparato que no era especialmente barato.

Yo no fui nunca muy amigo del teléfono, y quien me conoce sabe que a través de él no me muestro especialmente hablador; no tengo una explicación consciente, pero no me apasiona. Cuando llegó la moda de los teléfonos móviles –al principio era eso, una moda–, me resistí a tener el mío. Hasta que la revista donde trabajaba cerró y pensé que, en pleno verano, si quería volver a la playa de la que había tenido que ir apresuradamente a Madrid y, al mismo tiempo, ponerme a buscar trabajo, me vendría bien estar localizable.

Han pasado los años y mi factura de móvil sigue siendo discreta. Casi me siento un bicho raro porque recurro a los mensajes escritos en pocas ocasiones. Y, claro, recibo muy pocos. Eso sí, casi diariamente (entre cuatro y cinco veces por semana en los últimos dos meses) me llegan mensajes de Movistar, ofreciéndome servicios que, por lo que llevo aquí escrito, es fácil deducir que no me interesan en absoluto. También me llaman por teléfono, y les he explicado por activa y por pasiva que no me interesan este tipo de ofertas, ninguna, que si quiero algo, ya les llamaré yo. ¿Han dejado de llamarme?

No dejan de llamar, y se suman a las llamadas, al fijo y al móvil, de Orange y Vodafone, pero también a las ofertas de ADSL de Jazztel y todo el rosario de operadores que han ido surgiendo. Además, está el horario de trabajo que tienen estos comerciales. He recibido llamadas a las cuatro de la tarde, a las diez de la noche y en horas igual de intempestivas incluso en fin de semana. Y he tenido la educación –y la santa paciencia– de no colgarles, de explicarles que no me interesa cambiar nada, que no son horas de llamar y que lamento que tengan que trabajar en ese horario. Nada sirve, siempre tienen un arma con la que contraatacar. La educación es respondida con frases del manual que les ponen delante cuando llegan a su puesto. Hasta el punto, y eso no sé si está en el manual, de que algunos llegan a ser impertinentes y a decir lindezas como: “¿Me está diciendo que prefiere seguir pagando más en lugar de aceptar lo que le ofrezco?”, como el que te pregunta si eres idiota. Quizá lo sea, aunque también sé que no te leen la letra pequeña que restaría atractivo a su oferta. Pero lo absolutamente cierto es que, si me dejara llevar, cambiaría de operador cada dos meses, y no precisamente para dejar de pagar una de las tarifas de ADSL más caras de Europa.

El otro día fui yo quien llamó, en este caso a Telefónica, para que dejaran de cobrarme cinco euros por el alquiler del teléfono que tengo en un cajón desde hace dos años. Me ofrecieron que lo comprara por 2,95 euros. Ahí lo tenéis, lo he sacado para hacer la foto.

Aparte queda la dificultad para darse de baja de muchos de estos operadores, a pesar de las imposiciones que se les han ido fijando desde la Administración para evitar prácticas abusivas. Por mi parte, seguiré tratando de cortar esta invasión desde mi modesta casa, aunque es posible que sea mejor hacerlo colgando abruptamente que tratando de ser amable con quien al otro lado del hilo trata de venderme su moto.

Este molestísimo spam telefónico se ha convertido en una plaga, y hay quien defiende el argumento de que crea puestos de trabajo. Yo, la verdad, no defendería que se contratara a gente para dar latigazos a los transeúntes, empujar a la gente a las vías cuando se acerca el tren o aparcar sus coches en pasos de peatones.

lunes, 20 de abril de 2009

Los problemas de la enseñanza



Vuelvo a esta esquinita después de unos meses en los que el trabajo me ha tenido más ocupado, además del curso y las prácticas del CAP, que ya he aprobado. Pero no ha sido mi experiencia en la obtención del certificado de aptitud pedagógica lo que me ha decidido a escribir sobre la enseñanza. Ha sido, más bien, el recuerdo de la experiencia docente de mi padre, que serviría para escribir la historia de la enseñanza en España en los últimos 40 años, y también haría su aportación como estudio sociológico del que podríamos extraer muchos y valiosos datos.

Durante mucho tiempo, desde que los gobiernos de Felipe González abordaron la reforma de la enseñanza, mi padre y yo hemos debatido sobre el tema, aunque más bien podría decirse que he asistido a sus lecciones. Y es que la gran certeza que los políticos, tanto el mencionado como sus sucesores, han olvidado –u obviado–, es que son los propios docentes los que conocen la materia y saben cómo hacerla funcionar para evitar lo que en los últimos años se ha vuelto tan común: fracaso escolar, violencia en las aulas y fuera de ellas, drogas...

Cuando se van a cumplir seis años de la jubilación de mi padre, todo esto volvió a la memoria familiar el pasado miércoles, caminando por el paseo marítimo de Cádiz, donde nos encontramos con uno de sus compañeros de fatigas, Pedro Parrilla, catedrático de historia. En los pocos minutos que el tiempo nos dio de tregua –la foto es de otro día, mucho más soleado– hasta que las nubes decidieron descargar violentamente lo que venían largamente anunciando, Pedro nos contó cómo su vocación venía heredada de sus abuelos, padres y tíos, se había transmitido a siete de sus hermanos y él mismo, casi sin quererlo, se la había contagiado a sus dos hijos. Un resumen bien detallado lo podríamos encontrar, nos anunció, en La Voz de Cádiz del domingo anterior, en una entrevista que le habían hecho con motivo de su reciente jubilación. Como no tiene desperdicio, incluyo un enlace para quien quiera leerla.

No hacía ni una hora –es lo que tiene ir a Cádiz con mi padre–, habíamos estado charlando con un ex alumno de aquellos primeros años en los que comenzó a enseñar inglés, además de literatura, francés... y de dirigir el grupo de teatro, llevarlos de excursión... Las batallitas recordadas con uno y otro me hicieron reflexionar, una vez más, sobre el cambio tan drástico que ha sufrido la enseñanza, que ha llevado a unos excelentes y motivados profesionales a prejubilarse para huir de un ambiente hostil y de un alumnado conflictivo y enemistado con todo lo que pueda suponer disciplina o respeto a los demás.

Y comparo lo que me decían en las clases del CAP –“los grupos más conflictivos se deben dejar a los profesores más experimentados”–, es decir, la teoría, y la realidad de la inmensa mayoría de los institutos, en que el último en llegar, literalmente, se tiene que comer el marrón. Mi padre, puedo presumir, fue de los pocos que afrontaron la responsabilidad de ocuparse de los grupos más conflictivos, pero la realidad más común es bien diferente, y explica la multiplicación de las bajas por depresión de profesores titulares e incluso, a veces, de sus sustitutos, lo que conduce a la figura del sustituto del sustituto.

Señores políticos, cuando decidan poner en manos de los docentes la gestión de la enseñanza, empezaremos a ver resultados positivos. Y hablo de docentes experimentados, no de los que emplean sus puestos para medrar políticamente y apenas imparten unas horas de clase para justificar su sueldo.

miércoles, 7 de enero de 2009

Por qué MSF


No me gusta hacer proselitismo porque sí, ni presumir. Pero el hecho es que hasta hace un año, más o menos, me planteaba la posibilidad de aportar una pequeña cantidad mensual a alguna ONG, y me preguntaba constantemente a cuál. Algunas han adquirido mala fama por supuestas –o demostradas– malas prácticas en la gestión de sus fondos o en la práctica de sus actividades. Otras tienen muy marcada su adhesión a partidos, sindicatos o religiones. Y yo no quería nada de eso, quería ayudar a una ONG que ayude a los demás, y punto, sin pedir nada a cambio, ni siquiera un reconocimiento especial que haga más famosos o atractivos a sus representantes a ojos de los demás.

Mi conclusión, después de informarme ampliamente, coincidió con mi idea inicial. Escogí Médicos sin Fronteras no por su premio Nobel de la Paz, de 1999. Lo hice porque los veo a menudo en las noticias, porque me gusta conocer la realidad internacional y allá donde hay un conflicto, veo a gente valiente que está allí para ayudar, no a un bando o a otro, sino a las víctimas, que no tienen color sino sufrimiento.

El año pasado MSF obtuvo un Goya por el documental Invisibles, y eso también le dio notoriedad, pero hubo mucho más, desde las campañas de vacunación a la ayuda prestada en diversas emergencias, además de sus misiones permanentes. Un resumen de su labor en 2008 se puede ver en un vídeo que, por su peso, no puedo colgar en este blog, pero que se puede ver pinchando aquí.

Todo esto se puede hacer aportando tan sólo diez euros al mes, gracias a que tiene 3,8 millones de socios. Pero aunque parezcan muchos, no lo son. Aún hace falta más, así que aquí enlazo su web, por si alguien más se anima.

¡Ah! Y feliz año a todos.